80 km de The North Face Endurance Challenge 2013 por Rodrigo Lizama

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Estos días que pasaron mucha gente que no sabía que iba a correr el Endurance Challenge de The North Face se sorprendieron al saber que había corrido en la categoría de 80k.

Si lo ves fríamente sí, es mucho, pero cuando disfrutas de “correr” tantas horas en la montaña, de caminarla y de pasearla no tomás real dimensión de la distancia que cubriste en tantas horas (en mi caso, poco más de 13!).
Si bien este año la idea era debutar en ultra, tenía en mente correr solo una (había hecho los 84k de Patagonia Run en abril), pero gracias a un cambio de planes surgió la posibilidad de correr una segunda y así lo hice.

Esta vez tocó ir solito, a bancarme la carrera pero con el apoyo de mi gente a la distancia. Eso sí, con la compañía de Hernán Pettorossi, uno de esos amigos que te da la montaña y las carreras! Llegué el viernes a la tarde, después de un largo viaje en micro, lo que significa descansar comer e hidratarte mal. Terminal, Cerro Catedral, acreditación, hotel y almuerzo a las 18hs!!!. En ese orden se dieron las cosas, luego tocó ir a la charla técnica en donde nos informaban que había hecho grandes cambios en el recorrido debido al mal clima de las noches anteriores y en el momento sentí un poco de desilusión porque el recorrido original me había generado una motivación extra.

Junto con Hernán largamos los 80k a las 4 am en medio de una niebla que hizo que no se sienta frío y de una encaramos el Catedral trepando suave a ritmo de caminata rápida sabiendo que la carrera es larga y que cualquier estupidez que hagas al principio la vas a pagar caro en los kilómetros que siguen.
De a ratos soplaba un viento frío y la nieve sobre los 1700 mts. le dio un lindo toque a la carrera al momento de bajar al primer puesto.
Fueron 8km que se hicieron llevaderos y entretenidos mientras empezaba a amanecer.
Con la luz solar se viene la seguridad de saber bien donde pisas y de ver más allá de los 2 o 3 metros que te alumbra la linterna frontal. En ese momento empezó la carrera que fui a buscar, tranquilo pero tratando de mantener un ritmo constante a pesar de no conocer la altimetría debido a los cambios de último momento.

Pasan los kilómetros, las horas y el cuerpo se siente cómodo, más que nada en las bajadas, donde me suelto y aflojo. Se puede decir que solo sé correr ahí, en el momento de bajar!

Avituallamiento del km30, 4:30hs de carrera, me tomo 30’, si 30 minutos en ese puesto, una eternidad! pero al saber que en los 20km siguientes no íbamos a encontrar nada de asistencia, solo los arroyos donde podíamos cargar agua, preferí dedicarme a reponer fuerzas.
Ahí estuvo uno de los puntos fundamentales de mi carrera, creo que fui inteligente al tomarme tanto tiempo. Sirvió para llegar muy entero al km50 y tranquilo.
Esta vez fue menos el tiempo que me tomé en ese puesto, sabiendo que desde ese punto a la llegada tenía 2 más para abastecerme.

Una de las referencias que me quedó grabada en la charla técnica fue la subida que se venía después del puesto. Parte aburrida si las hay nos tocó entre el km50 y el 60, rectas largas al costado de la ruta y sobre caminos de tierra pero era el precio que pagamos para poder correr los 80k que habíamos ido a buscar unos cuanto corredores a pesar del mal clima de los días anteriores.

Puesto de abastecimiento del 60k, dejo la mochila, agarro el cinto de hidratación para darle un respiro a la espalda, arroz, agua, isotónico y a meterle pata que quedaba una trepada más para estar más cerca de la llegada. Caminé bastante al subir gracias a que empecé a sentir molestias en la zona del hueco poplíteo de la pierna derecha, que si bien no me molestaba al subir, me jodía mucho al bajar.
Esa parte la sufrí un poco pero al bajar no le daba bola a la inflamación sino tenía que bajar gateando y la idea era terminar cuanto antes.

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Puesto del km71, apenas una parada como para hidratarme bien y a subir a la base del Catedral, lugar de la largada. Otra vez, caminar tratando de que la rodilla moleste lo menos posible sin perder el ritmo. Charla con gente de la categoría de 50k para amenizar la caminata, última bajada que se hizo complicada al llevar tantas horas en movimiento, cruce incesante de un pequeño arroyo para apagar el incendio en las plantas de los pies y como me pasa siempre en cada carrera y ,seguramente a todos los corredores, al ver el arco sacás energías de donde no sabés para correr como se debe y cruzar el arco de la mejor manera aunque por dentro venís estallado.

Llegada un poco rara, esta vez no había familiares esperando y aunque estaba mentalizado que así iba a ser no dejó de ser raro. Por momentos venían ganas de que llegue esa persona para que te abrace fuerte.
Pero esto de correr en montaña tiene algo distinto, en la llegada me crucé al Chino y a Gustavo que me recibieron con una sonrisa y un abrazo, me preguntaron cómo me sentía y cómo me había ido, cruce de palabras y a salir del cerco en la llegada.

Con mi medalla y el agua que me dieron al cruzar el arco me senté a tratar de aflojar las piernas y a esperar a Hernán, que lo había dejado atrás allá por el km30, que llegó poco después en excelente estado.
Encuentro con conocidos de hace tiempo y con la gente que cruzaste en mitad de la competencia y con la cuál conversaste unos minutos.
Sin duda fue una carrera que no la tenía planificada pero que la disfruté muchísimo, en ningún momento me quebré mentalmente aunque el físico estaba cansado. Aprendí a correr pensando un poco más y planificando la carrera. Cosas que con el correr de los kilómetros llegando al final hacen la diferencia.

2/2 en ultras y ahora sí: A descansar para recuperarme, aprender de lo que dejó la carrera, el viaje y ver qué nuevo desafío asoma para volver a correr!

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