Ryan Hall, el atleta estadounidense de 33 años, se retiró el pasado viernes del deporte de alto rendimiento. El californiano, dos veces olímpico y reconocido como el maratonista blanco más rápido de la historia, deja la elite luego de batallar los últimos años contra lesiones y muchos contratiempos.
Hall siempre fue un bicho raro. No fue concebido como una máquina de correr ethíope sino que fue un tocado por la varita, un fuera de serie. Un atleta con una enorme fé en Dios, un tipo de familia, un pibe que empezó a correr porque le pareció buen complemento luego del basquet de colegio secundario. El atletismo lo alcanzó a él…y no paro más.
Desde sus logros en secundaria y universidad hasta correr en dos juegos olímpicos (Beijing y Londres), siempre ha sido protagonista y se ha codeado con la elite africana y se le ha plantado de tú a tú. Durante sus últimos años, luego de una racha de lesiones y contratiempos, ha dado un paso al costado.
Quedan para siempre su marca de 59:43 en Medio maratón en Houston 2006 (record vigente para un estadounidense) o su enorme carrera en la Maratón de Boston 2011 con 2:04:58. Y sobre todo queda la imagen de un atleta íntegro dentro y fuera del deporte.
Ryan, ahora seguirá disfrutando de sus hijos y entrenando a Sara. Ahora el objetivo será uno para toda la familia Hall: que Sara logre alcanzar el sueño olímpico en los Clasificatorios del próximo mes.
Corredor. 17 veces finisher en Maratón. Mejor tiempo 2:59. Lector enfermo de todo lo que sea running, curioso y siempre con ganas de aprender. Letra y podcast en Running Blog.