HUMOR Grecia, el nacimiento del atletismo y la nutrición deportiva: Ventajas del asado en corredores (Parte 2)

La semana pasada develamos la verdadera historia del nacimiento del maratón y la nutrición deportiva. Veamos ahora, desde un enfoque netamente científico, las bondades del asado para los corredores, seas maratonista no; pues todos merecemos un brutal asado.

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La morcilla: ¿Déficit de hierro? ¿Anemia? Podés comer lentejas, pero antes tenés que mezclar con limón o algo que tenga vitamina C porque sino el cuerpo no la asimila. Esto convierte al hierro de la lenteja en una especie de nutriente mágico escondido: te obliga a la alquimia estomacal mezclando cosas que no van bien entre sí, poniéndote en serio riesgo de ataques flatulentos violentos. Por eso antes de pensar en un guiso, entrale a una buena morcilla. Sangre pura, un simbronazo de hemoglobina, casi como meterse en una metalúrgica y tomarte un vaso hierro en estado líquido al rojo vivo, y sobrevivir. Su descubrimiento no se lo debemos a los atletas griegos, sino a un tal Drácula. Actualmente, ya no se consume directo del cuello, y es más fácil ubicarla a la parrilla, lo que la convierte en la mejor elección a la hora de darle hierro a tu organismo. Con una morcilla vas a tener más hierro que Iron Man, Coloso, el escudo del capitán américa y los clavos de las zapatillas de Bolt. Irremplazable en la dieta de un atleta.

El chorizo: Según un prestigioso estudio del Dr. Ralph, profesor emérito de la universidad bovina, el chorizo es una fuente de potasio. El único indicio de que el humano no haya conseguido aún bajar las 2 horas en el maratón, se debe al desconocimiento de ésta soberbia fuente de potasio, que evita cualquier calambre. Se dice que Antonio Silio, cuando les corría de igual a igual a los atletas africanos, solía procesar 6 chorizos con un poco de agua, sal, azúcar, y esencia de chimichurri, y ésta era la bebida que entregaba a los organizadores para que le entregaran en puestos de hidratación durante la carrera. Silio NUNCA sufrió un calambre. Y cuando decimos nunca, es NUNCA; ni siquiera durmiendo, o al día siguiente, u horas después de competir: NUNCA. El secreto del gran Silio era el zumo de chorizo. Lo más destacado del brebaje, es que te dejaba con más sed de la que tenías antes de beberlo, por lo que luego nunca pasaba de largo ningún puesto de hidratación con agua o isotónica. Desde aquí recomendamos asarlo a las brasas, salvo que necesiten un plus para correr a la par de los africanos, o que quiera provocar una sed que ni una paso de los toros podrá arrollarle.

La molleja:  ¿Alguna vez se te secó la boca corriendo o entrenando? Seguro que muchas veces. Intentaste con un chicle, y como tiene azúcar, en la boca la papa que tenías alcanzaba para una tortilla española.  Es hora entonces de que agradezcas a las vacas por su hermosa glándula salival. Y que puedas comerla. La gloriosa molleja sirve como incentivo a que segregues saliva suficiente como para necesitar andar escupiendo más que Juan Román Riquelme antes de un tiro libre y un guanaco juntos. Con sólo invocar en tus pensamientos a una molleja flotando en un már de limón y especias, tendrás saliva suficiente para que te quieran proponer ser doble de riesgo de boca de Angelina Jolie; tus labios estarán humectados y lucirán irresistiblemente perfectos. Se puede ingerir como media colación, aunque lo ideal en atletas es como desayuno antes de una competencia. Pero como todo componente de asado, acompañada con todo lo que pueda asarse, es siempre una excelente opción.

El chinchulín: Componente sabio del asado, fruto de una enseñanza que nunca olvidarás. Luis Molina muchas veces tropezó antes de lograr la marca clasificatoria a los JJOO de Río 2016. Por un minuto, por segundos. Consultado por su entrenador César Roces, Molina le confesó: “Siempre me agarran ganas en el kilómetro 37, y no puedo apurar el paso por temor a hacerme encima”. “Qué cagada”, le espetó César. Y sí, una cagada, o más bien una no cagada. Hasta que un día, en un asado, el entrenador se apioló de todo mientras le clavaba el tenedor a un chinchulín. Mientras lo masticaba recordó sus clases de biología y EUREKA: César elevó la copa de vino y dijo “El chinchulín forma parte del intestino delgado, y no hay heces en él” Molina revisó el tubo de vino para ver si estaba picado, cuando vió que no le preguntó si se sentía bien. Y entonces César le dijo: “Tenés que ir siempre al baño antes de la carrera, y además de poder apretar el ritmo, vas a correr más liviano.” Luis se quedó pensando unos días cómo había llegado su entrenador a semejante conclusión. César tampoco sabe bien, pero lo cierto es que Luis pasó por el baño antes de correr el maratón de Bs As 2015, logrando su clasificación a Río. Y un bonito tatuaje, que también lo tuvo intestinalmente preocupado hasta que se cerraron los cupos. Qué nutriente aportará el chinchulín nos importa muy poco, lo que sí tiene es el poder de clarificar los caminos.

La Carne:  Y bien amigos. Lo mejor siempre está al final, y no es el postre!Vacío, asado, una pata de cordero, un costillar, una media res entera, el chanchito de la película Chatrán, y en algunas zonas incluso hasta se rumorea que también te pueden tirar un Chatrán a las brasas, una participante de gran hermano, todo vale porque…. CARNE CARNECARNE, golpeamos los cubiertos contra la mesa a la espera de mojar el pancito en su sangre.  Proteína. Regeneración muscular al máximo. Puede estar corriendo detrás de ti un pelotón de zombies salido de TheWalkingDead, y morfarte medio gemelo de un mordisco que si comiste carne tu pierna se va a regenerar al instante como si fueses el mismísimo Deadpool, y vas a seguir corriendo como un campeón de fórmula uno. La carne te convierte en un super héroe. Para evitar el desgaste muscular todo corredor debe incluir en todas sus comidas proteínas. ¿Para qué entonces comer un huevo, si bien puede ser tanto mejor un sanguche de vacío, untado con morcilla? Desde el descubrimiento de Filípdes hasta nuestros días, que los atletas comen carne.  Se recomienda a toda hora, si le da un poco de pudor puede acompañarla con una ensalada.

Y lo más importante: Un buen asado es siempre la excusa perfecta para reunir atletas y amigos de las pistas alrededor de una mesa.

 

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